Las Buenas Noticias según Lucas 4:1-44

4  Entonces Jesús, lleno de espíritu santo, se alejó del Jordán, y el espíritu lo fue dirigiendo por el desierto+  durante 40 días, y fue tentado por el Diablo.+ No comió nada en esos días, de modo que al final tenía hambre.  Entonces, el Diablo le dijo: “Si eres hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”.  Pero Jesús le respondió: “Está escrito: ‘No solo de pan debe vivir el hombre’”.+  Ahora el Diablo lo llevó a un lugar alto y le mostró en un instante todos los reinos de la tierra habitada.+  El Diablo entonces le dijo: “Te daré la gloria de estos reinos y autoridad sobre ellos, porque esta autoridad me la han entregado a mí+ y yo se la doy a quien yo quiera.+  Por eso, si realizas ante mí un solo acto de adoración, todo será tuyo”.  Jesús le contestó: “Está escrito: ‘Adora a Jehová tu Dios y sírvele* solo a él’”.+  El Diablo entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres hijo de Dios, arrójate abajo desde aquí,+ 10  porque está escrito: ‘Les dará a sus ángeles órdenes acerca de ti para protegerte’, 11  y ‘Te llevarán en sus manos para que no te golpees el pie con ninguna piedra’”.+ 12  Jesús le contestó: “Dicho está: ‘No pongas a prueba a Jehová tu Dios’”.+ 13  Así que, cuando terminó de tentarlo, el Diablo se alejó de él a la espera de otro momento conveniente.+ 14  Entonces Jesús, con el poder del espíritu,* volvió a Galilea.+ Y su fama se extendió por toda aquella región. 15  También empezó a enseñar en las sinagogas de ellos, y todo el mundo lo honraba. 16  Luego fue a Nazaret,+ donde se había criado, y, como era su costumbre en sábado, entró en la sinagoga+ y se puso de pie para leer. 17  Entonces le pasaron el rollo del profeta Isaías. Él lo abrió y encontró el lugar donde estaba escrito: 18  “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para anunciarles buenas noticias a los pobres. Me envió para proclamar libertad a los cautivos y recuperación de la vista a los ciegos, para darles libertad a los oprimidos, + 19  para predicar el año acepto de Jehová”.+ 20  Después enrolló el rollo, se lo devolvió al ayudante de la sinagoga y se sentó. Todos los que estaban allí tenían sus ojos fijos en él. 21  Y empezó a hablarles diciendo: “Hoy se cumple+ este pasaje de las Escrituras que acaban de oír”.* 22  Todos se pusieron a hablar bien de él y se quedaban asombrados por las palabras tan hermosas que salían de su boca.+ Decían: “Este es hijo de José, ¿no es cierto?”.+ 23  Entonces les dijo: “Sin duda me aplicarán este dicho: ‘Médico, cúrate a ti mismo’. Y dirán: ‘Haz también en tu tierra las cosas que oímos que hiciste en Capernaúm’”.+ 24  Y añadió: “Les aseguro que ningún profeta es aceptado en su propia tierra.+ 25  Por ejemplo, les digo de verdad que había muchas viudas en Israel en los días de Elías, cuando el cielo estuvo cerrado por tres años y seis meses, y hubo una época de mucha hambre en toda aquella tierra.+ 26  Pero Elías no fue enviado a ninguna de aquellas mujeres, sino únicamente a una viuda de Sarepta, en la tierra de Sidón.+ 27  Además, había muchos leprosos en Israel en tiempos del profeta Eliseo. Pero él no limpió a ninguno de ellos; solo a Naamán el sirio”.+ 28  Entonces, todos los que oyeron estas cosas en la sinagoga se llenaron de rabia.+ 29  Así que se levantaron, lo sacaron rápidamente de la ciudad y lo llevaron hasta lo alto de la montaña* sobre la que estaba construida la ciudad para lanzarlo de cabeza desde allí. 30  Pero él pasó por en medio de ellos y siguió su camino.+ 31  Luego bajó a Capernaúm, una ciudad de Galilea. Los sábados estuvo enseñando allí a la gente,+ 32  que quedaba impactada con su manera de enseñar,+ porque hablaba con autoridad. 33  Ahora bien, en la sinagoga había un hombre con un espíritu, un demonio, y este gritó con fuerza:+ 34  “¡Ah! ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús el Nazareno?+ ¿Viniste a destruirnos? Sé perfectamente quién eres: el Santo de Dios”.+ 35  Pero Jesús reprendió al demonio y le dijo: “Cállate y sal de él”. Entonces el demonio arrojó al hombre al suelo en medio de la gente y salió de él sin hacerle daño. 36  Al ver esto, todos quedaron asombrados y empezaron a decirse unos a otros: “¿Qué manera de hablar es esa? Con autoridad y poder les da órdenes a los espíritus malignos* ¡y estos salen de la gente!”. 37  De modo que las noticias sobre él llegaban a todos los rincones de la región.+ 38  Después de salir de la sinagoga, Jesús entró en la casa de Simón. Y resulta que la suegra de Simón tenía una fiebre muy alta, y le pidieron que la ayudara.+ 39  Así que se inclinó sobre ella y reprendió a la fiebre, y la fiebre se le fue. Al instante ella se levantó y se puso a atenderlos. 40  Cuando se estaba poniendo el sol, todos los que tenían enfermos, con diferentes enfermedades, se los llevaron a él. Y él los curó poniendo las manos sobre cada uno de ellos.+ 41  También de mucha gente salían demonios gritando: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”.+ Pero él los reprendía y no los dejaba hablar+ porque ellos sabían que él era el Cristo.+ 42  Al amanecer, él salió de allí y se fue a un lugar aislado.+ Pero las multitudes empezaron a buscarlo y llegaron hasta donde él estaba, y trataron de retenerlo para que no los dejara. 43  Pero él les dijo: “También tengo que anunciarles las buenas noticias del Reino de Dios a otras ciudades, porque para eso fui enviado”.+ 44  Así que siguió predicando por las sinagogas de Judea.

Notas

O “dale servicio sagrado”.
O “en el poder del espíritu”.
Lit. “este escrito en sus oídos”.
O “colina”.
Lit. “impuros”.

Notas de estudio

el espíritu lo fue dirigiendo. Aquí la palabra griega pnéuma se refiere al espíritu de Dios, que puede actuar como una fuerza motivadora que impulse a una persona a comportarse de acuerdo con la voluntad de Dios (Mr 1:12). Ver glosario, espíritu.

Diablo. Viene de la palabra griega diábolos, que significa ‘calumniador’ (Jn 6:70; 2Ti 3:3). El verbo relacionado (diabállō) significa ‘acusar’ o ‘presentar acusaciones contra’ y se traduce como “acusaron” en Lu 16:1.

Diablo. Ver la nota de estudio de Mt 4:1.

No solo de pan debe vivir el hombre. Al poner por escrito esta cita que hizo Jesús de las Escrituras Hebreas, Lucas copia una porción más corta de Dt 8:3 que la que aparece en Mateo. Algunos manuscritos griegos o traducciones a ese idioma completan la cita y añaden “sino de toda palabra de Dios”. Así hacen que el texto de Lucas sea más parecido al relato paralelo de Mt 4:4. Sin embargo, la lectura más corta que aparece en Lucas tiene el apoyo de manuscritos más antiguos. De cualquier modo, hay que notar que varias traducciones de las Escrituras Griegas Cristianas al hebreo que contienen la oración más larga (señaladas con las referencias J7, 8, 10, 14, 15, 17 en el apén. C) emplean el Tetragrámaton. Esa oración podría traducirse como “sino de todo lo que procede de la boca de Jehová”.

en orden lógico. O “de forma ordenada”. La palabra griega kathexḗs, que aquí se traduce como “en orden lógico”, puede referirse a una secuencia temporal, ordenada por temas o presentada de forma lógica, pero no siempre es estrictamente cronológica. Como se puede ver en Lu 3:18-21, Lucas no siempre registró los hechos en orden cronológico. Por eso, para establecer el orden de los sucesos de la vida y el ministerio de Jesús, hay que comparar los cuatro Evangelios. Por lo general, Lucas narró los sucesos en orden cronológico, pero parece que otros factores también influyeron en su presentación ordenada de los acontecimientos y los temas.

le mostró. Al parecer, el gobernante de los demonios hizo que Jesús viera una visión que parecía real.

reinos. Aquí se refiere a los gobiernos humanos en general.

Ahora el Diablo lo llevó a un lugar alto. El relato paralelo de Mt 4:8 añade el detalle de que el Diablo se llevó a Jesús a “una montaña altísima”. Aquí Lucas enumera las tentaciones en un orden diferente del de Mateo, pero en este caso es probable que los sucesos ocurrieran en el orden que menciona Mateo (Mt 4:1-11). Parece razonable suponer que Satanás introdujera las primeras dos tentaciones diciendo de manera astuta “si eres hijo de Dios”, y que luego concluyera tentando descaradamente a Jesús para que desobedeciera el primero de los Diez Mandamientos (Éx 20:2, 3). También parece lógico que Jesús respondiera “¡Vete, Satanás!” a la última de las tres tentaciones (Mt 4:10). Y, aunque las pruebas no permiten ser categóricos, los especialistas también han notado que Mt 4:5 introduce la segunda tentación con la palabra griega tóte (que allí se traduce “entonces”). La palabra empleada por Mateo quizá sea un poco más específica a la hora de establecer el orden temporal que la palabra griega kai que aparece aquí en Lu 4:5 (y que en este caso se traduce como “ahora”). Es cierto que Lucas siguió un “orden lógico”, pero no fue necesariamente un estricto orden cronológico. Ver la nota de estudio de Lu 1:3.

le mostró. Ver la nota de estudio de Mt 4:8.

reinos. Ver la nota de estudio de Mt 4:8.

realizas [...] un solo acto de adoración. El verbo griego que se puede traducir como “adorar” está aquí en aoristo, una forma verbal que denota una acción momentánea. El uso del aoristo indica que el Diablo no le pidió a Jesús que lo adorara de continuo; lo que le pedía era “un solo acto de adoración”.

realizas [...] un solo acto de adoración. Ver la nota de estudio de Mt 4:9.

Jehová. Aquí se cita de Dt 6:13. En el texto hebreo original aparece el nombre divino, representado por cuatro consonantes hebreas que se transliteran como YHWH. Ver apén. C.

la parte más alta del templo. O “las almenas”, “el pretil”; lit. “el ala del templo”. La palabra griega para “templo” puede referirse tanto al santuario del templo como a todo el recinto. Por lo tanto, la expresión podría referirse a la parte superior de la muralla que rodeaba el recinto del templo.

la parte más alta del templo. O “las almenas del templo”, “el pretil del templo”. Ver la nota de estudio de Mt 4:5.

Jehová. Aquí se cita de Dt 6:16. En el texto hebreo original aparece el nombre divino, representado por cuatro consonantes hebreas que se transliteran como YHWH. Ver apén. C.

sinagogas. Ver glosario, sinagoga.

la lectura pública de la Ley y los Profetas. En el siglo primero de nuestra era, esta lectura se hacía “todos los sábados” (Hch 15:21). Un aspecto de la adoración en las sinagogas era recitar la shemá, que se consideraba la confesión de fe judía (Dt 6:4-9; 11:13-21). El nombre shemá viene de la primera palabra del primer versículo que se recitaba: “Escucha [Shemáʽ], oh, Israel. Jehová nuestro Dios es un solo Jehová” (Dt 6:4). La parte más importante del servicio religioso era la lectura de la Torá o Pentateuco. En muchas sinagogas se seguía un programa para leer la Ley entera en un año. En otras, se leía en tres años. También se leían y se explicaban porciones de los Profetas. Al terminar la lectura pública, se pronunciaba un discurso. Fue después de esta lectura pública en la sinagoga de Antioquía de Pisidia cuando invitaron a Pablo a dar unas palabras de ánimo a los allí reunidos. Ver la nota de estudio de Lu 4:16.

como era su costumbre en sábado. No hay pruebas de que los judíos se reunieran en sinagogas para observar el sábado en ninguna ocasión antes del destierro en Babilonia. Parece que la costumbre se desarrolló a partir de los tiempos de Esdras y Nehemías. No sorprende que Jesús observara esta costumbre tan provechosa en sentido espiritual. A lo largo de toda la niñez y juventud de Jesús, su familia tuvo el hábito de ir a la sinagoga de Nazaret. Con el tiempo, la congregación cristiana adoptó la misma práctica de reunirse para adorar a Dios.

se puso de pie para leer. Los especialistas señalan que esta es la descripción más antigua que se conoce de un servicio religioso efectuado en una sinagoga. Según la tradición judía, al principio de la reunión los asistentes hacían sus propias oraciones a medida que iban entrando al edificio. Después se recitaban las palabras de Dt 6:4-9 y 11:13-21. Luego se hacían oraciones públicas y a continuación se leía en voz alta una porción del Pentateuco siguiendo un programa. En Hch 15:21 se muestra que, en el siglo primero de nuestra era, esa lectura se llevaba a cabo “todos los sábados”. La siguiente parte de la reunión, que parece ser en lo que se centra este versículo, consistía en leer de los profetas y explicar una lección basada en la lectura. La costumbre era que el lector se pusiera de pie, y puede que tuviera algo de libertad para elegir el pasaje profético que leería. Ver la nota de estudio de Hch 13:15.

el rollo del profeta Isaías. El Rollo del mar Muerto de Isaías está compuesto por 17 hojas de pergamino unidas entre sí para formar un rollo de 7,3 m (24 ft) de largo, con 54 columnas. El rollo que se usó en la sinagoga de Nazaret quizá tenía una longitud similar. Como no existía la división en capítulos y versículos, Jesús habrá tenido que usar otra manera de ubicar el pasaje que quería leer. Pero el hecho de que “encontró el lugar” donde estaban escritas aquellas palabras proféticas muestra que estaba muy familiarizado con la Palabra de Dios.

Jehová. Aquí se cita de Is 61:1. En el texto hebreo original aparece el nombre divino, representado por cuatro consonantes hebreas que se transliteran como YHWH. Ver apén. C.

él me ungió. Lucas aquí cita de la profecía de Isaías como está traducida en la Septuaginta, donde dice “él me ungió”. Sin embargo, es probable que Jesús leyera la profecía de Isaías (61:1, 2) del texto hebreo, donde se usa el verbo “ungió” junto con el nombre divino, representado por cuatro consonantes hebreas que se transliteran como YHWH. Varias traducciones de las Escrituras Griegas Cristianas al hebreo (señaladas con las referencias J7, 8, 10, 14, 15 en el apén. C) usan el nombre de Dios en este caso y dicen “Jehová me ungió”.

para proclamar libertad a los cautivos. Aquí Jesús cita de la profecía de Isaías, que algunos judíos quizá aplicaban de forma literal (Is 61:1). Sin embargo, el ministerio de Jesús se centró en liberar a la gente del cautiverio espiritual. Por lo tanto, la liberación que Jesús anunció era espiritual. Al parecer, esta profecía y la aplicación que Jesús le hizo a su ministerio aluden al Jubileo, que debía celebrarse cada 50 años. Durante el año del Jubileo, se proclamaba libertad en el país (Le 25:8-12).

el año acepto de Jehová. O “el tiempo en que se puede conseguir la aprobación de Jehová”, “el año del favor de Jehová”. Aquí Jesús cita de Is 61:1, 2. El texto griego de Lucas usa “año acepto” siguiendo la traducción que aparece en la Septuaginta de la expresión hebrea “año de la buena voluntad” (o, según la nota, “año del favor”). Jesús se aplicó este versículo a sí mismo, y así indicó que su ministerio de salvación marcaba el comienzo de ese “año acepto” para Jehová, un tiempo para mostrar su buena voluntad y aceptar a ciertas personas. Jesús detuvo su lectura justo antes de las palabras de Isaías que se refieren al relativamente breve “día de la venganza” de Dios. A lo mejor quiso mantener la atención en el “año acepto”, más largo, durante el que Dios mostraría favor a los que acudieran a él por salvación (Lu 19:9, 10; Jn 12:47).

Jehová. Aquí se cita de Is 61:2. En el texto hebreo original aparece el nombre divino, representado por cuatro consonantes hebreas que se transliteran como YHWH. Ver apén. C.

y se sentó. De esta manera Jesús indicó que iba a explicar algo. En la sinagoga la costumbre era que el que leía delante de la congregación no volviera a su asiento, sino que se sentara para enseñar donde todos pudieran verlo. Comparar con la nota de estudio de Mt 5:1.

se sentó. Esta era la costumbre de los maestros religiosos judíos, especialmente cuando daban lecciones de manera formal.

dicho. O “proverbio”, “parábola”, “comparación”, “ilustración”. La palabra griega parabolḗ significa literalmente ‘colocación al lado de’ o ‘colocación junto a’. Puede referirse a una parábola, un proverbio, un dicho o una comparación. Ver la nota de estudio de Mt 13:3.

tu tierra. Lit. “el lugar de tu padre”, es decir, Nazaret, el pueblo donde se crio Jesús. Parece que en este contexto la palabra griega que se traduce “tierra” (patrís) se refiere a una zona relativamente limitada: el pueblo de Jesús y su familia más cercana. Sin embargo, el término también puede usarse para referirse a una zona geográfica más extensa, como la tierra o país de origen de alguien. Parece que en el contexto de Jn 4:43, 44 la palabra se refiere a toda Galilea.

comparaciones. O “parábolas”, “ilustraciones”. La palabra griega parabolḗ significa literalmente ‘colocación al lado de’ o ‘colocación junto a’. Puede referirse a una parábola, un proverbio o una comparación. Jesús a menudo explicaba una cosa “colocándola al lado” de otra, es decir, comparándola a otra parecida (Mr 4:30). Sus comparaciones eran breves y por lo general eran relatos ficticios de los que se podía sacar una enseñanza espiritual o moral.

por tres años y seis meses. De acuerdo con 1Re 18:1, Elías anunció el final de la sequía “en el tercer año”. Por eso algunos afirman que Jesús contradijo el relato de 1 Reyes. Sin embargo, las Escrituras Hebreas no dan a entender que la sequía durara menos de tres años. Aparentemente, la frase “en el tercer año” se refiere al periodo que comenzó cuando Elías le dijo por primera vez a Acab que vendría la sequía (1Re 17:1). Es probable que ese anuncio se diera cuando ya estaban en la estación seca (que por lo común dura hasta seis meses, pero que en este caso quizá duró más tiempo). Además, la sequía no terminó inmediatamente después de que Elías volvió a hablar con Acab “en el tercer año”, sino más adelante, después de la prueba del fuego en el monte Carmelo (1Re 18:18-45). Así que tanto las palabras de Jesús que se leen aquí como las palabras parecidas empleadas por el medio hermano de Cristo en Snt 5:17 concuerdan con la cronología que sugiere 1Re 18:1.

Sarepta. Esta población fenicia se encontraba en la costa mediterránea, entre las ciudades de Sidón y Tiro, es decir, en territorio no israelita. Se menciona también en 1Re 17:9, 10 y Abd 20. El nombre se conserva en el de la población de Sarafand, que se encuentra a unos 13 km (8 mi) al sursuroeste de Sidón, en el territorio actual del Líbano. Puede que la antigua Sarepta se encontrara a poca distancia de Sarafand, en la costa mediterránea. Ver apén. B10.

limpió. O “purificó”, “curó”. Aquí se refiere a que Naamán fue curado de su lepra (2Re 5:3-10, 14). De acuerdo con la Ley mosaica, esta enfermedad hacía que una persona fuera impura en sentido ceremonial (Le 13:1-59). Por eso el término griego a menudo se usa para referirse a la curación de un leproso (Mt 8:3; 10:8; Mr 1:40, 41).

para lanzarlo de cabeza desde allí. De acuerdo con una tradición judía que con el tiempo quedó registrada en el Talmud, a los condenados a muerte a veces los lanzaban por un precipicio y luego los apedreaban para asegurarse de que estuvieran muertos. Sea que la turba de Nazaret tuviera esa intención o no, lo cierto es que querían matar a Jesús.

Capernaúm. Viene de un nombre hebreo que significa ‘aldea de Nahúm’ o ‘aldea de consolación’ (Na 1:1, nota). Capernaúm fue una ciudad muy importante en el ministerio de Jesús en la tierra; estaba situada en la orilla noroeste del mar de Galilea. Mt 9:1 la llama “su ciudad”. En vista de que se encontraba a más de 200 m (650 ft) por debajo del nivel del mar y que Nazaret estaba a unos 360 m (1.200 ft) sobre el nivel del mar, es correcto que en el relato se diga que Jesús bajó a Capernaúm.

con un espíritu, un demonio. O “con un espíritu demoniaco impuro”. Ver glosario, espíritu.

¿Qué tenemos que ver contigo [...]? Ver la nota de estudio de Mt 8:29.

¿Qué tenemos que ver contigo [...]? O “¿Qué tenemos en común contigo?”. Traducida literalmente, esta pregunta retórica sería “¿Qué para nosotros y para ti?”. Es una expresión idiomática semítica que se encuentra en las Escrituras Hebreas (Jos 22:24; Jue 11:12; 2Sa 16:10; 19:22; 1Re 17:18; 2Re 3:13; 2Cr 35:21; Os 14:8). En las Escrituras Griegas Cristianas se usa una expresión griega equivalente (Mt 8:29; Mr 1:24; 5:7; Lu 4:34; 8:28; Jn 2:4). Su significado exacto puede variar según el contexto. En este versículo, denota hostilidad y rechazo, y algunos han sugerido como posibles traducciones “¡No nos molestes!” o “¡Déjanos en paz!”. En otros contextos, se usa para expresar una diferencia de punto de vista u opinión, o para indicar que no se quiere participar en una acción determinada, sin ningún tono de desprecio, arrogancia u hostilidad. Ver la nota de estudio de Jn 2:4.

Simón (al que llaman Pedro). En las Escrituras, a este apóstol se le llama de cinco maneras diferentes: 1) “Symeón”, que es la forma griega del nombre hebreo Simeón; 2) “Simón” (tanto Symeón como Simón son nombres griegos derivados de un verbo hebreo que significa ‘oír’ o ‘escuchar’); 3) “Pedro” (nombre griego que significa ‘trozo de roca’ y que nadie más tiene en las Escrituras); 4) “Cefas”, que es el equivalente semítico de Pedro (y quizá se relaciona con el término hebreo kefím [que significa ‘rocas’] usado en Job 30:6 y Jer 4:29); y 5) con la combinación “Simón Pedro” (Hch 15:14; Jn 1:42; Mt 16:16).

la suegra de Simón. Es decir, la suegra de Pedro, también llamado Cefas (Jn 1:42). Esta declaración concuerda con las palabras de Pablo que se encuentran en 1Co 9:5 y que dan a entender que Cefas era un hombre casado. Parece que la suegra de Pedro vivía en la casa que él compartía con su hermano Andrés (Mr 1:29-31). Ver la nota de estudio de Mt 10:2, donde se explican los distintos nombres del apóstol Pedro.

tenía una fiebre muy alta. Mateo y Marcos dicen que la suegra de Pedro “estaba en cama con fiebre” (Mt 8:14; Mr 1:30). Quizá porque era médico, solo Lucas llama la atención a la gravedad de su enfermedad al decir que tenía “una fiebre muy alta”. Ver “Información sobre Lucas”.

las buenas noticias. La palabra griega euagguélion se deriva de las palabras eu, que significa ‘bueno’ o ‘bien’, y ágguelos, que significa ‘el que trae noticias’ o ‘el que proclama o anuncia’ (ver glosario). Algunas Biblias en español la traducen como “evangelio”. El término relacionado que se traduce “evangelizador” (en griego, euagguelistḗs) significa ‘predicador de las buenas noticias’ (Hch 21:8; Ef 4:11, nota; 2Ti 4:5, nota).

anunciarles las buenas noticias. Aquí se usa un verbo griego (euagguelízomai) que aparece 54 veces en las Escrituras Griegas Cristianas. Se encuentra con frecuencia en los escritos de Lucas (Lu 1:19; 2:10; 3:18; 4:18; 8:1; 9:6; 20:1; Hch 5:42; 8:4; 10:36; 11:20; 13:32; 14:15, 21; 15:35; 16:10; 17:18). Hay una diferencia entre el término kērýssō, que se traduce como “predicar” o “proclamar” (Mt 3:1; 4:17; 24:14; Lu 4:18, 19; 8:1, 39; 9:2; 24:47; Hch 8:5; 28:31; Ap 5:2), y euagguelízomai, traducido como “anunciar las buenas noticias”. El primero destaca cómo se hace la proclamación, indicando que es una declaración pública y autorizada, mientras que el último pone de relieve el contenido de la declaración: “las buenas noticias”. El sustantivo relacionado (euagguélion, “buenas noticias”) aparece 76 veces en las Escrituras Griegas Cristianas. Ver las notas de estudio de Mt 4:23; 24:14 y el glosario, buenas noticias.

del Reino de Dios. A lo largo de las Escrituras Griegas Cristianas, las buenas noticias se relacionan estrechamente con el Reino de Dios, que fue el tema de la predicación y las enseñanzas de Jesús. La expresión “Reino de Dios” aparece 32 veces en el Evangelio de Lucas, 14 veces en el Evangelio de Marcos y 4 veces en el Evangelio de Mateo. Sin embargo, Mateo utilizó la expresión sinónima, “Reino de los cielos”, unas 30 veces. Ver las notas de estudio de Mt 3:2; 24:14; Mr 1:15.

Reino. Esta es la primera vez que aparece la palabra griega basiléia, que se refiere al gobierno de un rey, así como al territorio y a los pueblos que están bajo su dominio. De las 162 veces que se usa esta palabra en las Escrituras Griegas Cristianas, 55 se hallan en el relato de Mateo, y la mayoría de ellas aluden al gobierno celestial de Dios. Mateo emplea este término con tanta frecuencia que a su libro se lo podría llamar el Evangelio del Reino. Ver glosario, Reino de Dios.

Reino de los cielos. Esta expresión aparece unas 30 veces, y solo en el Evangelio de Mateo. En los Evangelios de Marcos y Lucas se utiliza de manera equivalente la frase “el Reino de Dios”; esto ayuda a comprender que el Reino de Dios está ubicado en los cielos espirituales y gobierna desde allí (Mt 21:43; Mr 1:15; Lu 4:43; Da 2:44; 2Ti 4:18).

las buenas noticias. O “las buenas nuevas”. Esta es la primera vez que aparece la palabra griega euagguélion, que se traduce como “evangelio” en muchas Biblias en español. Un término griego relacionado, euagguelistḗs, traducido como “evangelizador”, significa ‘predicador de las buenas noticias’ (Hch 21:8; Ef 4:11, nota; 2Ti 4:5, nota).

del Reino. Es decir, el Reino de Dios. A lo largo de las Escrituras Griegas Cristianas, “las buenas noticias” (ver la nota de estudio de las buenas noticias en este mismo versículo) están estrechamente relacionadas con el Reino de Dios, que fue el tema de la predicación y las enseñanzas de Jesús. Ver las notas de estudio de Mt 3:2; 4:23; Lu 4:43.

el Reino de Dios. Esta expresión aparece 14 veces en el Evangelio de Marcos. Mateo solo usa esta expresión cuatro veces (Mt 12:28; 19:24; 21:31; 21:43), en contraste con las casi 30 veces que usa la expresión equivalente: “el Reino de los cielos” (comparar Mr 10:23 con Mt 19:23, 24). El Reino fue el tema de la predicación de Jesús (Lu 4:43). Hay más de 100 referencias al Reino en los cuatro Evangelios, la mayoría de las cuales son declaraciones de Jesús. Ver las notas de estudio de Mt 3:2; 4:17; 25:34.

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El desierto
El desierto

Las palabras en los idiomas originales (en hebreo, midhbár, y, en griego, érēmos) traducidas como “desierto” en la Biblia por lo general se refieren a una tierra poco poblada y sin cultivar, o a una estepa con hierbas y arbustos, y hasta pastos. Pero estas palabras también se usan para hablar de regiones sin agua que pueden considerarse verdaderos desiertos. En los Evangelios, cuando se habla del desierto, por lo general se refiere al desierto de Judea. Allí fue donde vivió y predicó Juan, y donde Jesús fue tentado por el Diablo (Mr 1:​12).

El desierto de Judea, al oeste del río Jordán
El desierto de Judea, al oeste del río Jordán

En esta árida región, Juan el Bautista comenzó su ministerio y Jesús fue tentado por el Diablo.

La parte más alta del templo
La parte más alta del templo

Cuando Satanás llevó a Jesús a “la parte más alta del templo” y le dijo que se arrojara abajo, es posible que lo llevara literalmente. Puede que lo llevara a las almenas, pero no se sabe el lugar exacto donde pudo estar Jesús. Como el término usado puede referirse a todo el recinto del templo, quizás estuvo en la esquina sureste (1). O quizás estuvo en alguna de las otras esquinas. Si Jesús se hubiera arrojado de cualquiera de estos lugares, habría tenido una muerte segura a menos que Jehová hubiera intervenido.

El rollo de Isaías más completo
El rollo de Isaías más completo

Aquí se ve una porción del Rollo del mar Muerto de Isaías (1QIsa). Se cree que data de entre el año 125 y el año 100 antes de nuestra era. Se encontró en una cueva en Qumrán, cerca del mar Muerto. En la imagen se ve resaltada la porción de Isaías 61:1, 2, que es la que leyó Jesús cuando visitó la sinagoga de Nazaret. El documento está compuesto por 17 hojas de pergamino cosidas entre sí con hilo de lino. Las hojas tienen una altura media de 26,4 cm (10,3 in) y un ancho que varía entre los 25,2 cm (casi 10 in) y los 62,8 cm (unas 25 in). En su estado actual de conservación, el rollo mide un total de 7,3 m (24 ft) de largo. Es probable que Jesús abriera un rollo como este para encontrar el lugar donde estaban las palabras proféticas acerca del Mesías (Lu 4:17). En la imagen también se ven resaltados los tres lugares donde aparece el Tetragrámaton en este pasaje.

Sinagoga en Capernaúm
Sinagoga en Capernaúm

Las paredes de piedra caliza blanca que se ven en la fotografía forman parte de una sinagoga construida en algún momento entre finales del siglo segundo y principios del siglo quinto de nuestra era. Algunos creen que las secciones de basalto negro que hay bajo la piedra caliza son lo que queda de una sinagoga del siglo primero. Si eso fuera cierto, este puede ser uno de los lugares donde Jesús predicó y donde curó al hombre poseído por un demonio que se menciona en Mr 1:​23-​27 y Lu 4:​33-​36.