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¿Se los puede salvar de la extinción?

¿Se los puede salvar de la extinción?

¿Se los puede salvar de la extinción?

EN 2002, la Organización de las Naciones Unidas anunció el objetivo de obtener para finales de la década una reducción sustancial del ritmo al que desaparecen las especies y se deterioran los ecosistemas. Además, se designó 2010 Año Internacional de la Diversidad Biológica.

Lamentablemente, llegó 2010 y el mundo seguía muy lejos de alcanzar la meta fijada. “Como resultado directo de la actividad humana —informó la BBC⁠—, las especies se están extinguiendo a un ritmo mil veces superior al considerado natural.” El periódico New Zealand Herald fue aún más específico al decir: “Una de cada 5 especies de plantas, 1 de cada 5 especies de mamíferos, 1 de cada 7 especies de aves y 1 de cada 3 especies de anfibios en el planeta están en peligro de extinción”. Si analizamos lo que ha sucedido a lo largo de los siglos en Nueva Zelanda, descubriremos un aspecto peculiar de este problema.

La biodiversidad en Nueva Zelanda

Antes de la llegada del hombre a Nueva Zelanda, los ecosistemas funcionaban como un reloj. Sin embargo, los primeros colonizadores introdujeron especies que causaron graves perjuicios a la flora y fauna nativa. Por ejemplo, los maoríes, que vinieron de otras regiones del Pacífico, trajeron consigo perros y, al parecer, la rata de la Polinesia, la cual usaban como alimento.

Luego, en los siglos XVII y XVIII llegaron los europeos y, con ellos, la rata negra, ratones y gatos; estos últimos no tardaron en volverse salvajes. También trajeron cabras, cerdos y venados para alimento y los dejaron libres. Durante el siglo XIX importaron zarigüeyas australianas y conejos para carne y pieles sin pensar en cómo afectarían a las aves y la vegetación.

Para la década de 1860, los conejos se habían convertido en una plaga, por lo que se trajo al armiño. Sin embargo, este prefirió las aves autóctonas, que eran mucho más lentas y vulnerables, de modo que la población de conejos siguió aumentando.

Hoy día, los efectos acumulativos de las plagas de mamíferos han llegado a tal punto que, según el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda, de cada 10 kiwis castaños de la isla Norte que nacen en libertad, 9 morirán en el primer año. Ya hay muchas especies extintas: más de cuarenta de aves, tres de ranas, una de murciélagos y por lo menos tres de lagartos, así como numerosas especies de insectos. Más de la mitad de las 5.819 especies de plantas y animales oriundas de Nueva Zelanda están en riesgo de desaparecer, con lo que la vida silvestre de este país se encuentra entre las más amenazadas del planeta.

Esfuerzos loables

Ahora, el gobierno ha extremado las medidas para impedir que entren al país especies dañinas de plantas y animales. Además, el Departamento de Conservación ha creado reservas naturales y ha realizado un sinfín de programas de erradicación de plagas, particularmente en las islas.

Una de tales islas es Tiritiri Matangi, frente a las costas de la península de Whangaparaoa, ubicada en la región de Auckland. En 1993 se limpió de ratas y se reforestó con 280.000 árboles nativos, y actualmente es un santuario abierto al público. Allí, los visitantes pueden escuchar y ver especies de aves oriundas del lugar que han sido reintroducidas, como el tieke, el takahe, el kakapo, el reyezuelo fusil y el pájaro puntado. Estas hermosas criaturas, que están prosperando en un ambiente libre de depredadores, a menudo se dejan admirar de cerca por los turistas.

En 2003, la isla subantártica de Campbell fue declarada libre de ratas tras un programa de erradicación de dos años. Desde entonces, la flora nativa ha estado recuperándose y las aves marinas han retornado. Incluso se ha traído de vuelta la cerceta de Campbell, una especie poco común de pato.

Más recientemente se ha comenzado una gran obra de restauración en las islas de Rangitoto y Motutapu, así como en el golfo de Hauraki, en la región de Auckland, cuyo objetivo es proteger el mayor bosque de árboles pohutukawa del mundo y promover la reintroducción de flora y fauna nativa. Después de erradicar varias plagas —conejos, armiños, erizos, gatos salvajes, ratas marrones, ratas negras y ratones, entre otras⁠—, se descubrieron ejemplares de karakikis de frente roja y de pájaros campana tras una ausencia de cien años.

Estos son unos cuantos ejemplos de las medidas que se pueden tomar para recuperar especies amenazadas y corregir los errores ambientales que se han cometido en el pasado por falta de visión. Los amantes de la naturaleza de todo el mundo ansían sobre todo que se cumpla la promesa bíblica de que Jehová Dios, “el Hacedor del cielo y de la tierra”, pondrá fin a las acciones nocivas que amenazan la flora y la fauna del mundo natural (Salmo 115:15; Revelación[Apocalipsis] 21:5).

[Comentario de la página 25]

Actualmente, 9 de cada 10 kiwis castaños de la isla Norte mueren en el primer año

[Recuadro de la página 26]

CÓMO APROVECHAR AL MÁXIMO LOS RECURSOS

Los conservacionistas de todo el mundo se enfrentan a un desafío singular: la lista de especies en peligro de extinción no para de crecer y los recursos para revertir la situación son muy limitados. Una manera de abordar el problema ha sido mediante el sistema de prioridades de conservación, que se basa en el reconocido principio de clasificación de prioridades puesto en práctica en las salas de urgencias de todo el mundo. Este enfoque busca obtener los mejores resultados con los recursos disponibles tomando en cuenta factores como 1) el valor relativo de una especie o un hábitat, 2) las probabilidades de éxito de las medidas propuestas y 3) el costo. Aunque no todo el mundo concuerda con esta solución, sus defensores aseguran que optimiza los recursos, pues los encauza hacia las acciones con más probabilidades de producir resultados.

[Mapas de la página 26]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

NUEVA ZELANDA

Golfo de Hauraki

Isla Tiritiri Matangi

Rangitoto y Motutapu

Isla Campbell

[Ilustración de la página 25]

Kiwi castaño de la isla Norte

[Reconocimiento]

© S Sailer/A Sailer/age fotostock

[Ilustración de la página 27]

Takahe adulto en la isla Tiritiri Matangi

[Ilustración de la página 27]

Isla Campbell

[Reconocimientos de la página 27]

Takahe: © FLPA/Terry Whittaker/age fotostock; isla Campbell: © Frans Lanting/CORBIS