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 AYUDA PARA LAS FAMILIAS | LA CRIANZA DE LOS HIJOS

Qué hacer si su hijo miente

Qué hacer si su hijo miente

EL PROBLEMA

Su hijo está jugando en la habitación de al lado. * De pronto se escucha que algo se rompe. Usted corre a ver lo que ha sucedido y se encuentra al niño junto a un florero de porcelana roto en mil pedazos. La cara de culpa del pequeño lo dice todo.

—¿Rompiste el florero?— le pregunta enojada.

—¡No, mami, yo no fui!— le responde de inmediato.

¡Pero qué mentira! Y lo peor es que no es la primera. ¿Debería preocuparse?

LO QUE DEBE SABER

Todas las mentiras son malas. Jehová detesta las mentiras (Proverbios 6:16, 17). La Ley que le dio a la nación de Israel imponía castigos severos a cualquiera que engañara a otra persona (Levítico 19:11, 12).

Pero no todas las mentiras son iguales. Algunas se dicen para hacer daño. Otras, en cambio, se dicen tan solo por la presión del momento, tal vez para evitar un castigo o no pasar vergüenza (Génesis 18:12-15). Aunque todas las mentiras son malas, algunas son más graves que otras. Si su hijo ha mentido, tome en cuenta su edad y las posibles razones por las que lo ha hecho.

Corrija el problema mientras su hijo aún es pequeño. “Decir la verdad, especialmente cuando más cuesta, es una lección importante para los niños —escribe el doctor David Walsh—. Las relaciones están basadas en la confianza y mentir rompería esta confianza.” *

Pero no se alarme. El hecho de que su hijo haya mentido no significa que se convertirá en un delincuente peligroso. Lo que pasa simplemente es que, como dice la Biblia, la tontería “está atada al corazón del muchacho” (Proverbios 22:15). Algunos niños manifiestan esa “tontería” mintiendo, quizás porque piensan que es una manera fácil de evitar el castigo. Por eso es tan importante la forma en la que usted reacciona.

 LO QUE PUEDE HACER

Trate de entender por qué miente su hijo. ¿Es por miedo al castigo? ¿Es por miedo a decepcionarla? Si inventa historias para impresionar a sus amiguitos, ¿será porque todavía no ha aprendido a distinguir entre la realidad y la fantasía? Si usted sabe por qué está mintiendo, sabrá cuál es la mejor manera de corregirlo. (Principio bíblico: 1 Corintios 13:11.)

Sustituya las preguntas por afirmaciones. En el ejemplo del inicio, la madre sabía bien lo que había pasado, pero aun así le preguntó a su hijo si él había roto el florero, y él le mintió para que no se enojara. Ahora imagínese que simplemente le hubiera dicho algo como: “¡Ay, rompiste el florero!”. Si no le hace una pregunta, el niño se sentirá menos tentado a responder con una mentira. Esa es una manera de acostumbrarlo a decir la verdad. (Principio bíblico: Colosenses 3:9.)

Felicítelo siempre que diga la verdad. Por naturaleza, los niños desean agradar a sus padres; utilice esa inclinación a su favor. Explíquele a su hijo que decir la verdad es muy importante para la familia y que usted espera que siempre lo haga. (Principio bíblico: Hebreos 13:18.)

Dígale con claridad que si miente, perderá su confianza y que la confianza es algo muy difícil de recuperar. Si lo felicita cada vez que dice la verdad, él se sentirá motivado a seguir haciéndolo y se irá acostumbrando. Podría decirle algo como: “Me siento muy contenta cuando dices la verdad”.

Ponga el ejemplo. Obviamente, no puede esperar que su hijo diga la verdad si usted misma dice cosas como: “Di que no estoy” cuando alguien llama por teléfono, o: “Diré que estoy enferma” cuando no tiene ganas de ir a trabajar. (Principio bíblico: Santiago 3:17.)

Use la Biblia. Los consejos y los relatos de la vida real que contiene ese libro fomentan la honradez. El libro Aprendamos del Gran Maestro, publicado por los testigos de Jehová, le ayudará a grabar en el corazón de su hijo la importancia de esta cualidad. El capítulo 22 se titula: “¿Por qué no debemos mentir?”. (Encontrará un fragmento en el recuadro “ Un libro que ayudará a sus hijos”.)

^ párr. 4 Para simplificar, hablaremos de un niño, pero los consejos de este artículo también son útiles en el caso de las niñas.

^ párr. 11 Del libro Saber decir no a los hijos: por qué los niños necesitan oírlo y cómo sus padres pueden decirlo.