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TEMA DE PORTADA | ¿DE VERDAD EXISTE EL DIABLO?

¿Hay que tenerle miedo al Diablo?

¿Hay que tenerle miedo al Diablo?

El Diablo es como el monóxido de carbono: invisible y muy peligroso

El monóxido de carbono es un gas invisible y sin olor que mata a sus víctimas antes de que se den cuenta. Se calcula que más de la mitad de las muertes por envenenamiento en el mundo se deben a este gas. Pero no hay por qué tenerle miedo. Existen sistemas para detectarlo y tomar medidas. Muchas personas instalan detectores y actúan en cuanto se activa la alarma.

El Diablo es como el monóxido de carbono: es invisible, extremadamente peligroso y su influencia es difícil de detectar. Pero tampoco hay por qué tenerle miedo, pues contamos con varias ayudas que Dios nos ofrece. Veamos algunas.

El poder de elegir. Santiago 4:7 dice: “Opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes”. Aunque es cierto que Satanás es muy poderoso, no puede obligarnos a hacer nada que no queramos. La decisión es nuestra. Si nos mantenemos firmes en la fe, él nos dejará en paz (1 Pedro 5:9). Jesús rechazó con firmeza las tres tentaciones de Satanás hasta que este lo dejó tranquilo (Mateo 4:11). Nosotros podemos hacer lo mismo.

Su amistad. Santiago 4:8 nos dice: “Acérquense a Dios”. Esta es una invitación directa para que seamos amigos de Jehová. ¿Cómo podemos conseguir su amistad? La mejor manera es aprendiendo todo lo que la Biblia nos dice sobre él (Juan 17:3). Cuanto más aprendamos de Dios, más nos encariñaremos con él, y cuanto más cariño le tengamos, mayor será nuestro deseo de servirle (1 Juan 5:3). ¿Cómo responderá nuestro Padre celestial a nuestros esfuerzos? Santiago añade: “Él se acercará a ustedes”.

Jehová nos ofrece su protección

Protección garantizada. En Proverbios 18:10 leemos: “El nombre de Jehová es una torre fuerte. A ella corre el justo, y se le da protección”. Esto no significa que se pueda usar ese nombre como amuleto, sino que quienes lo respetan pueden acudir a Dios por protección siempre que lo necesiten.

Un ejemplo que seguir. En Hechos 19:19 encontramos un relato que puede enseñarnos mucho. Dicho relato habla de lo que hicieron algunos habitantes de Éfeso que acababan de hacerse cristianos. “Buen número de los que habían practicado artes mágicas —dice Hechos— juntaron sus libros y los quemaron delante de todos. Y calcularon en conjunto los precios de ellos y hallaron que valían cincuenta mil [monedas] de plata”. * Aquellos cristianos se deshicieron de todo lo que tenía relación con la magia sin pensar en su valor. ¡Qué excelente ejemplo para nosotros! El mundo de hoy está cada vez más lleno de espiritismo. Hay actividades y objetos que parecen inocentes, pero en realidad están relacionados con lo oculto y pueden atraer a los demonios. Por lo tanto, es vital que nos libremos de todas esas cosas, cueste lo que cueste (Deuteronomio 18:10-12).

A los 50 años de edad, Rogelio, el hombre del que hablamos al principio de esta serie de artículos, se convenció de que el Diablo existe. ¿Qué lo hizo cambiar de opinión? Él mismo responde: “Por primera vez en mi vida, tuve una Biblia en mis manos, y lo que leí en ella me convenció de que el Diablo es real. Ese conocimiento me ha ayudado a protegerme de su influencia”.

“Lo que leí en [la Biblia] me convenció de que el Diablo es real. Ese conocimiento me ha ayudado a protegerme de su influencia”

¿Qué le parecería vivir en un mundo libre de la influencia del Diablo? Pues no es una ilusión. La Biblia asegura que dentro de poco, Satanás, quien a tanta gente ha extraviado, será arrojado “al lago de fuego y azufre” (Revelación 20:10). Por supuesto, el fuego y el azufre literales no pueden hacerle daño a un ser espiritual, de modo que este lago tiene que ser simbólico: representa la destrucción eterna. Así es, Satanás morirá para siempre. ¡Qué alivio sentirán los siervos de Dios!

Mientras llega ese momento, siga aprendiendo de Jehová y su manera de pensar. * Si lo hace, verá el día en el que podremos decir con toda razón: “¡El Diablo no existe!”.

^ párr. 8 Si las monedas de plata aquí mencionadas eran denarios romanos, una persona hubiera tenido que trabajar 50.000 días para ganar esa cantidad. Se trataba de una auténtica fortuna.

^ párr. 11 Si desea más información sobre el Diablo y lo que Dios piensa del espiritismo, consulte el capítulo 10 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia? Pídaselo a un testigo de Jehová.