Las Buenas Noticias según Juan 3:1-36

3  Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo,+ un gobernante de los judíos.  Él fue a ver a Jesús de noche+ y le dijo: “Rabí,+ sabemos que eres un maestro enviado por Dios, porque ningún hombre puede hacer los milagros*+ que tú haces si Dios no está con él”.+  Jesús le contestó: “De verdad te aseguro que, si uno no nace de nuevo,+ no puede ver el Reino de Dios”.+  Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede alguien nacer cuando es viejo? No puede meterse en la matriz de su madre y nacer por segunda vez, ¿verdad?”.  Jesús le contestó: “De verdad te aseguro que, si uno no nace del agua+ y del espíritu,+ no puede entrar en el Reino de Dios.  Lo que ha nacido de la carne es carne, y lo que ha nacido del espíritu es espíritu.  No te asombres de que te haya dicho ‘Ustedes tienen que nacer de nuevo’.+  El viento sopla donde quiere y, aunque lo puedes oír, no sabes ni de dónde viene ni adónde va. Así sucede con todo el que ha nacido del espíritu”.+  Entonces, Nicodemo le preguntó: “¿Cómo pueden suceder estas cosas?”. 10  Jesús le respondió: “¿Tú eres maestro de Israel y no sabes estas cosas? 11  De verdad te aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto,+ pero ustedes no aceptan el testimonio que damos.+ 12  Si les he hablado de cosas de la tierra y aun así no creen, ¿cómo van a creer si les hablo de cosas del cielo?+ 13  Además, ningún hombre ha subido al cielo+ excepto el que bajó del cielo,+ el Hijo del Hombre. 14  Y, así como Moisés alzó la serpiente en el desierto,+ así tiene que ser alzado el Hijo del Hombre+ 15  para que todo el que crea en él tenga vida eterna.+ 16  ”Porque Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo unigénito+ para que nadie que demuestre tener fe en él sea destruido, sino que tenga vida eterna.+ 17  Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para que él juzgue al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él.+ 18  El que demuestra fe en él no será juzgado.+ El que no demuestra fe ya ha sido juzgado, porque no ha demostrado fe en el nombre del Hijo unigénito de Dios.+ 19  Esta es la base del juicio: que la luz vino al mundo+ y, en vez de amar la luz, las personas* amaron la oscuridad, porque las cosas que hacían eran malas.+ 20  Porque el que practica cosas malas odia la luz y no va a la luz, para que las cosas que hace no sean puestas al descubierto.* 21  Pero el que hace lo que es verdadero va a la luz,+ para que se vea claramente que las cosas que hace están de acuerdo con la voluntad de Dios”. 22  Después de esto, Jesús entró con sus discípulos en la zona rural de Judea, y allí pasó algún tiempo con ellos y estuvo bautizando.+ 23  Pero también Juan estaba bautizando, en Enón, cerca de Salim, porque allí abundaba el agua,+ y la gente venía y se bautizaba;+ 24  y es que Juan todavía no había sido encarcelado.+ 25  Entonces los discípulos de Juan discutieron con un judío sobre la purificación. 26  Luego fueron y le dijeron a Juan: “Rabí, mira, el hombre que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio,+ está bautizando, y todos se están yendo con él”. 27  Juan respondió: “Nadie puede recibir nada a menos que se le haya dado del cielo. 28  Ustedes mismos son testigos de que dije ‘Yo no soy el Cristo,+ sino que he sido enviado delante de él’.+ 29  El que tiene a la novia es el novio.+ Pero el amigo del novio, cuando está cerca de él y lo escucha, se siente inmensamente feliz al oír la voz del novio. Por eso ahora mi felicidad es completa.* 30  Él tiene que seguir aumentando, pero yo tengo que seguir disminuyendo”.+ 31  El que viene de arriba está por encima+ de todos los demás.* El que es de la tierra es de la tierra y habla de cosas de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos los demás.+ 32  Y da testimonio de lo que ha visto y oído,+ pero nadie acepta su testimonio.+ 33  El que ha aceptado su testimonio ha confirmado que Dios es fiel a la verdad.+ 34  Es que aquel a quien Dios envió dice las palabras de Dios,+ porque Dios da el espíritu generosamente.* 35  El Padre ama al Hijo+ y ha entregado en sus manos todas las cosas.+ 36  El que demuestra fe en el Hijo tiene vida eterna,+ pero el que desobedece al Hijo no verá la vida,+ sino que la ira de Dios permanece sobre él.+

Notas

Lit. “señales”.
Lit. “los hombres”.
O “censuradas”.
O “mi gozo es completo”.
O “todas las cosas”.
O “no da el espíritu de forma escasa”. Lit. “no da el espíritu por medida”.

Notas de estudio

Nicodemo. Solo Juan menciona que Nicodemo ayudó a José de Arimatea a preparar el cuerpo de Jesús para su entierro. Ver la nota de estudio de Jn 3:1.

Nicodemo. Era un fariseo y “un gobernante de los judíos”, es decir, un miembro del Sanedrín (ver glosario, Sanedrín). El nombre Nicodemo, que significa ‘vencedor del pueblo’, era muy conocido entre los griegos y también lo usaban algunos judíos. El Evangelio de Juan es el único donde se menciona a Nicodemo (Jn 3:4, 9; 7:50; 19:39), y Jesús lo llama “maestro de Israel” en Jn 3:10. Ver la nota de estudio de Jn 19:39.

el Reino de Dios. Esta expresión aparece 14 veces en el Evangelio de Marcos. Mateo solo usa esta expresión cuatro veces (Mt 12:28; 19:24; 21:31; 21:43), en contraste con las casi 30 veces que usa la expresión equivalente: “el Reino de los cielos” (comparar Mr 10:23 con Mt 19:23, 24). El Reino fue el tema de la predicación de Jesús (Lu 4:43). Hay más de 100 referencias al Reino en los cuatro Evangelios, la mayoría de las cuales son declaraciones de Jesús. Ver las notas de estudio de Mt 3:2; 4:17; 25:34.

nace de nuevo. Aquí Jesús le explica a Nicodemo que la persona que quiera ver el Reino de Dios tiene que nacer por segunda vez. La respuesta de Nicodemo en el versículo 4 indica que entendió las palabras de Jesús literalmente, es decir, que la persona tendría que volver a nacer como humano. Sin embargo, Jesús explica a continuación que este segundo nacimiento implicaría nacer “del espíritu” (Jn 3:5). Los que llegaran a ser hijos de Dios no nacerían “de sangre ni por voluntad humana ni por la voluntad de un hombre”, sino que nacerían “de Dios” (Jn 1:12, 13). Pedro usa una expresión bíblica parecida en 1Pe 1:3, 23, donde dice que los cristianos ungidos reciben “un nuevo nacimiento”. En Jn 3:3, se usa el término griego ánōthen, que normalmente significa ‘de lo alto’ o ‘de arriba’ (Jn 3:31; 19:11; Snt 1:17; 3:15, 17). Por eso, aunque la mayoría de las Biblias usan la expresión nacer de nuevo, muchas lo traducen como “nacer de lo alto” o “nacer de arriba”. Todas estas traducciones transmiten la idea de que los que entrarían en el Reino tendrían un nuevo nacimiento “de Dios” o, lo que es lo mismo, de arriba (1Jn 3:9). Pero, por la respuesta de Nicodemo, parece que en este contexto el término griego también se puede entender como ‘otra vez’ o ‘de nuevo’.

el Reino de Dios. Esta expresión solo aparece dos veces en el Evangelio de Juan (Jn 3:5). Ver las notas de estudio de Mt 3:2; Mr 1:15.

Reino de los cielos. Esta expresión aparece unas 30 veces, y solo en el Evangelio de Mateo. En los Evangelios de Marcos y Lucas se utiliza de manera equivalente la frase “el Reino de Dios”; esto ayuda a comprender que el Reino de Dios está ubicado en los cielos espirituales y gobierna desde allí (Mt 21:43; Mr 1:15; Lu 4:43; Da 2:44; 2Ti 4:18).

nace del agua y del espíritu. Es probable que Nicodemo conociera los bautismos que realizaba Juan el Bautista (Mr 1:4-8; Lu 3:16; Jn 1:31-34). Así que, cuando Jesús habló del agua, es razonable suponer que Nicodemo entendió que se refería al agua del bautismo. También es probable que Nicodemo supiera cómo se usa en las Escrituras Hebreas la expresión “espíritu de Dios”, es decir, la fuerza activa de Dios (Gé 41:38; Éx 31:3; Nú 11:17; Jue 3:10; 1Sa 10:6; Is 63:11). Por eso, cuando Jesús usó el término “espíritu”, Nicodemo debe haber entendido que hablaba del espíritu santo. El propio ejemplo de Jesús ilustra lo que le estaba explicando a Nicodemo. Cuando Jesús fue bautizado en agua, el espíritu santo descendió sobre él. Así que él nació “del agua y del espíritu” (Mt 3:16, 17; Lu 3:21, 22). Justo entonces, Dios declaró que era su Hijo, lo que al parecer indicó que a partir de ese momento Jesús era su Hijo engendrado por espíritu y que tenía la perspectiva de regresar al cielo. Un discípulo de Jesús que “nace del agua” ha dejado atrás su anterior forma de vida, se ha arrepentido de sus pecados y ha sido bautizado en agua. Pero los que nacen “del agua y del espíritu” son engendrados por Dios para convertirse en sus hijos con la perspectiva de vivir como espíritus en el cielo y gobernar en el Reino de Dios (Lu 22:30; Ro 8:14-17, 23; Tit 3:5; Heb 6:4, 5).

espíritu. O “fuerza activa”. Aquí la palabra griega pnéuma se refiere a la fuerza activa de Dios. Ver glosario.

Lo que ha nacido de la carne es carne. La palabra griega para “carne” (sarx) aquí se refiere a un ser vivo con las limitaciones de un humano de carne y hueso. Ver la nota de estudio de Jn 17:2.

es espíritu. Al parecer aquí se está refiriendo a alguien que ha sido ungido por el espíritu de Dios.

todas las personas. O “toda la humanidad”. Lit. “toda carne”. Esta expresión también aparece en Lu 3:6, donde se está citando de Is 40:5. Ahí se usa un término hebreo con el mismo significado. Comparar con la nota de estudio de Jn 1:14.

viento [...] espíritu. El término griego pnéuma, a menudo traducido como “espíritu”, aparece dos veces en este versículo. El primer caso es la única vez en todas las Escrituras Griegas Cristianas donde se traduce como “viento”. Sin embargo, el equivalente hebreo rúaj se traduce así unas 100 veces en las Escrituras Hebreas (Gé 8:1; Éx 10:13; 1Re 18:45; Job 21:18; Zac 2:6; ver glosario, espíritu). Tanto el término griego como el hebreo por lo general se refieren a algo que no se ve pero que suele revelar una fuerza en acción. Jesús usa esta expresión para explicar una profunda verdad espiritual. Al final del versículo vuelve a usar este término cuando habla de “todo el que ha nacido del espíritu”, es decir, de alguien que ha sido engendrado por el espíritu santo, o la fuerza activa, de Dios (ver la nota de estudio de Jn 3:5). Jesús explica que nacer del espíritu se puede comparar a cuando sopla el viento. Nicodemo puede oír, sentir y ver los efectos del viento, pero no sabe de dónde viene ni adónde va. Del mismo modo, a los que no tienen comprensión espiritual les cuesta entender cómo Jehová puede hacer que alguien vuelva a nacer por medio del espíritu. También les cuesta captar el futuro glorioso que le espera a esa persona.

espíritu. O “fuerza activa”. Aquí la palabra griega pnéuma se refiere a la fuerza activa de Dios. Ver glosario.

Hijo del Hombre. Ver la nota de estudio de Mt 8:20.

Hijo del Hombre. O “Hijo de un Ser Humano”. La frase aparece unas 80 veces en los Evangelios y Jesús la usó para referirse a sí mismo. Se ve que así resaltaba el hecho de que era de verdad un ser humano, nacido de una mujer, y que era un humano equivalente a Adán. Por esa razón tenía la facultad de rescatar a la humanidad del pecado y la muerte (Ro 5:12, 14-15). Esta expresión también identificaba a Jesús como el Mesías o el Cristo (Da 7:13, 14). Ver glosario.

así tiene que ser alzado el Hijo del Hombre. Aquí Jesús establece un paralelo entre su ejecución en el madero y el relato de la serpiente de cobre que Moisés colocó en un poste en el desierto. Para sobrevivir, los israelitas que habían sido mordidos por serpientes venenosas tenían que mirar la serpiente de cobre. Del mismo modo, los seres humanos pecadores que desean vivir para siempre tienen que fijar la mirada en Jesús demostrando fe en él (Nú 21:4-9; Heb 12:2). A muchos les pareció que Jesús era un delincuente y un pecador porque murió en un madero. Según la Ley mosaica, se consideraba maldita a la persona colgada en un madero (Dt 21:22, 23). Pablo citó de este pasaje de la Ley para explicar que Jesús tenía que ser colgado en un madero para liberar a los judíos “de la maldición de la Ley” llegando a ser una maldición en lugar de ellos (Gál 3:13; 1Pe 2:24).

amó. Esta es la primera vez que aparece el verbo griego agapáō (“amar”) en el Evangelio de Juan. Este verbo y el sustantivo relacionado agápē (“amor”) aparecen un total de 44 veces en este Evangelio, más que en los otros tres Evangelios juntos. En la Biblia, ambos términos aluden con frecuencia a un amor sin egoísmos, guiado o regido por principios. Un ejemplo es este versículo, donde se dice que Dios amó al mundo, refiriéndose a los seres humanos que necesitan ser redimidos de sus pecados (Jn 1:29). El sustantivo se usa en 1Jn 4:8, donde dice que “Dios es amor”. El amor (agápē) aparece como el primero de los aspectos del “fruto del espíritu” en Gál 5:22 y se describe al detalle en 1Co 13:4-7. El uso que se le da a este término en las Escrituras muestra que es más que una simple respuesta emocional hacia otra persona. Tiene un sentido más amplio en muchos contextos, donde a menudo se expresa de forma razonada y deliberada (Mt 5:44; Ef 5:25). Por eso, el amor que demuestran los cristianos debe incluir un sentido moral que toma en cuenta el deber, los principios y lo que es apropiado. Pero también suele incluir un sentimiento de tierno cariño por otra persona (1Pe 1:22). Así es como se usa este término en el Evangelio de Juan. Al escribir en Jn 3:35 que “el Padre ama al Hijo”, Juan usó una forma del verbo agapáō. Pero usó una forma del verbo griego filéō, que tiene el sentido de ‘querer’ o ‘tener cariño’, cuando registró lo que dijo Jesús acerca de esa relación con su Padre (Jn 5:20).

al mundo. La palabra griega kósmos está muy relacionada con la humanidad en las obras griegas seglares y en particular en la Biblia (ver la nota de estudio de Jn 1:10). En este contexto, kósmos alude a todos los seres humanos redimibles, a quienes en Jn 1:29 se les describe como pecadores por haber heredado el pecado de Adán.

Hijo unigénito. La palabra griega monoguenḗs, traducida tradicionalmente como “unigénito”, tiene el sentido de ‘solo en su clase’ o ‘único’. En los escritos del apóstol Juan, este término se usa solo con Jesús (Jn 1:14; 3:18; 1Jn 4:9; ver la nota de estudio de Jn 1:14). Aunque es cierto que también se les llama hijos a otros seres espirituales creados por Dios, Jesús es el único al que se le llama “Hijo unigénito” (Gé 6:2, 4; Job 1:6; 2:1; 38:4-7). Jesús, el Hijo primogénito, es el único creado directamente por su Padre. Por eso se puede decir que es único, diferente a todos los demás hijos de Dios. Los demás fueron creados, o engendrados, por Jehová mediante su Hijo primogénito. Pablo usa el término griego monoguenḗs de forma parecida cuando dice que Isaac era el “hijo unigénito” de Abrahán (Heb 11:17). Aunque Abrahán tuvo a Ismael con Agar y a varios hijos más con Queturá (Gé 16:15; 25:1, 2; 1Cr 1:28, 32), Isaac fue “unigénito” en un sentido especial: fue el único hijo de Abrahán que nació por la promesa de Dios y el único hijo de Sara (Gé 17:16-19).

que demuestre tener fe en él. Lit. “que crea en él”. El verbo griego pistéuō (relacionado con el sustantivo pístis, que normalmente se traduce como “fe”) tiene el significado básico de ‘creer’ o ‘tener fe’, pero puede transmitir otros matices dependiendo del contexto y las construcciones gramaticales. Con frecuencia implica más que solo creer o reconocer que alguien existe (Snt 2:19). También indica que es una fe o confianza que motiva a obedecer. En Jn 3:16, el verbo griego pistéuō aparece acompañado de la preposición eis (“en”). Un experto dijo acerca de esta combinación griega: “Se piensa en la fe como actividad, como algo que los hombres hacen; por ejemplo, poner la fe en alguien” (An Introductory Grammar of New Testament Greek [Gramática del griego del Nuevo Testamento], Paul L. Kaufman, 1982, pág. 46). Obviamente Jesús está hablando de una vida caracterizada por la fe, y no de un solo acto de fe. En Jn 3:36, aparece una expresión parecida, “el que demuestra fe en el Hijo”, y se contrasta con “el que desobedece al Hijo”. Por tanto, en ese contexto, demostrar fe incluye la idea de que alguien demuestre su fe y sus fuertes convicciones obedeciendo.

un hijo unigénito. La palabra griega monoguenḗs, traducida tradicionalmente como “unigénito”, tiene el sentido de ‘solo en su clase’ o ‘único’. En la Biblia se usa este término para describir la relación que une a un hijo o una hija con sus padres (ver las notas de estudio de Lu 7:12; 8:42; 9:38). En los escritos del apóstol Juan, este término se usa solo con Jesús (Jn 3:16, 18; 1Jn 4:9), pero nunca para referirse a su nacimiento y vida en la tierra como ser humano. Juan lo usa exclusivamente para hablar de Jesús cuando vivía en el cielo como el Logos, o la Palabra, el que “estaba en el principio con Dios”, incluso “antes de que el mundo existiera” (Jn 1:1, 2; 17:5, 24). Jesús es el “hijo unigénito” porque fue el Primogénito de Jehová y el único creado directamente por él. Aunque es cierto que a otros seres espirituales también se les llama “hijos del Dios verdadero” e “hijos de Dios” (Gé 6:2, 4; Job 1:6; 2:1; 38:4-7), todos fueron creados por Jehová mediante su Hijo primogénito (Col 1:15, 16). En resumen, el término monoguenḗs se aplica a Jesús tanto por ser “el único en su clase”, “único” e “incomparable” como por ser el único hijo creado directa y únicamente por Dios (1Jn 5:18). Ver la nota de estudio de Heb 11:17.

el mundo llegó a existir por medio de él. Aquí el término griego kósmos (traducido como “mundo”) se refiere a la humanidad. Esto se hace evidente al final del versículo cuando se dice que “el mundo no lo conoció”. Las obras no bíblicas a veces usaban este término griego para referirse al universo y a la creación en general. Y puede que el apóstol Pablo lo usara con este sentido cuando habló con un grupo de griegos (Hch 17:24). Sin embargo, en las Escrituras Griegas Cristianas, este término normalmente se refiere a toda la humanidad o a una parte de ella. Es cierto que Jesús participó en hacer todas las cosas, incluidos los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ella. Pero este versículo se centra en su papel en hacer que existieran los seres humanos (Gé 1:26; Jn 1:3; Col 1:15-17).

juzgue. O “condene”. Jehová no envió a su Hijo a juzgar al mundo, es decir, a la humanidad, con el sentido de emitir un juicio condenatorio. Al contrario, por amor, envió a Jesús a salvar a los que demostraran fe (Jn 3:16; 2Pe 3:9).

juzgue. O “condene”. Jehová no envió a su Hijo a juzgar al mundo, es decir, a la humanidad, con el sentido de emitir un juicio condenatorio. Al contrario, por amor, envió a Jesús a salvar a los que demostraran fe (Jn 3:16; 2Pe 3:9).

juzgado. O “condenado”. Ver la nota de estudio de Jn 3:17.

mundo. La palabra griega kósmos aquí se refiere a la humanidad. En este contexto, la expresión “venir al mundo” parece referirse principalmente a cuando Jesús se presentó ante la humanidad en el momento de su bautismo, y no a cuando nació en la tierra. Después de su bautismo, Jesús fue una luz para la humanidad al realizar el ministerio que se le había asignado. Comparar con Jn 3:17, 19; 6:14; 9:39; 10:36; 11:27; 12:46; 1Jn 4:9.

la luz. La primera vez que aparece “luz” en este versículo se refiere a Jesús, quien personificó la luz por su forma de vivir y sus enseñanzas y quien reflejó el conocimiento y la luz espiritual que vienen de Jehová Dios. En Jn 1:7-9 también se hace referencia a Jesús en sentido figurado como “la luz”. Para saber más sobre la expresión “vino al mundo”, ver la nota de estudio de Jn 1:9.

estuvo bautizando. Según Jn 4:2, “no era Jesús el que bautizaba, sino sus discípulos”, así que parece que los bautismos de los que se habla en este versículo se realizaban bajo la supervisión de Jesús.

bautizando. O “sumergiendo”. La palabra griega baptízō significa ‘sumergir’. La Biblia indica que el bautismo implica una inmersión completa. Según este relato, Juan estaba efectuando bautismos en ese lugar “porque allí abundaba el agua” (ver la nota de estudio de Enón en este versículo). Cuando Felipe bautizó al eunuco etíope, ambos “se metieron en el agua” (Hch 8:38). En la Septuaginta se usa la misma palabra griega en 2Re 5:14 cuando se dice que Naamán “se sumergió en el Jordán siete veces”.

Enón. Lugar donde abundaba el agua. Estaba situado cerca de Salim, un lugar aparentemente más conocido. Se desconoce la localización exacta de estos lugares. Sin embargo, Eusebio sugiere una ubicación en el valle del Jordán a unas ocho millas romanas (12 km; 7,5 mi) al sur de Escitópolis (Bet-Seán). En esta zona está Tell Ridgha (Tel Shalem), que suele identificarse con Salim. Cerca hay varios manantiales que podrían encajar con la descripción de Enón que hace Eusebio. Este es el único versículo en toda la Biblia donde se mencionan Enón y Salim.

al otro lado del Jordán. O “en la ribera este del Jordán”. Los lugares que se mencionan en Jn 3:23, Enón y Salim, estaban en la ribera oeste del Jordán. Pero Juan bautizó a Jesús en “Betania del otro lado del Jordán”, es decir, en la ribera este. Ver la nota de estudio de Jn 1:28 y el apén. B10.

Betania del otro lado del Jordán. Es decir, al este del Jordán. Esta Betania solo se menciona una vez en las Escrituras Griegas Cristianas y no es la que estaba cerca de Jerusalén (Mt 21:17; Mr 11:1; Lu 19:29; Jn 11:1). No se sabe exactamente en qué lugar al este del Jordán se encontraba esta Betania. Algunos dicen que estaba donde, según la tradición, Jesús fue bautizado, al otro lado del Jordán, enfrente de Jericó. Sin embargo, el relato de Jn 1:29, 35, 43; 2:1 parece indicar que estaba más cerca de Caná, en Galilea, que de Jericó. La ubicación más probable parece ser un lugar algo al sur del mar de Galilea, pero no hay forma de confirmarlo. Ver apén. B10.

el amigo del novio. En tiempos bíblicos, era un amigo cercano del novio que actuaba como su representante legal y tenía un importante papel en los preparativos de la boda. Se le consideraba el responsable de unir a los novios. El día de la boda, la procesión que acompañaba a la novia llegaba a la casa del novio o del padre del novio, donde se celebraba el banquete. Seguro que el amigo del novio se alegraría mucho durante el banquete al oír la voz del novio hablando con la novia. Eso significaría que había cumplido bien su papel. Juan el Bautista se comparó al “amigo del novio”. En ese caso, Jesús era el novio, y los discípulos como grupo eran la novia simbólica. Al preparar el camino para el Mesías, Juan el Bautista le presentó a Jesucristo los primeros miembros de “la novia” (Jn 1:29, 35; 2Co 11:2; Ef 5:22-27; Ap 21:2, 9). Al hacer estas presentaciones, “el amigo del novio” cumplió bien su papel y dejó de ser una figura tan importante. Por eso, Juan dijo de Jesús y de sí mismo: “Él tiene que seguir aumentando, pero yo tengo que seguir disminuyendo” (Jn 3:30).

El que viene de arriba. Las palabras que se registran en Jn 3:31-36 parecen ser del escritor del Evangelio, el apóstol Juan, y no una continuación de las palabras de Juan el Bautista ni una cita directa de las palabras de Jesús. El contexto indica que la conversación de Jesús con Nicodemo termina en Jn 3:21. A partir de ahí el apóstol Juan continúa con la narración de los sucesos hasta Jn 3:25. En Jn 3:26 comienza la conversación entre Juan el Bautista y sus discípulos, y en Jn 3:30 termina. Aunque las palabras de Jn 3:31-36 no se presentan como si hubieran sido dichas por Jesús, sin duda transmiten verdades que Jesús le enseñó al apóstol Juan.

ha confirmado. Lit. “ha sellado”. La palabra griega que se traduce como “sellar” o “poner un sello” se usa aquí en sentido figurado para confirmar que una declaración es verdadera, igual que un sello certifica que un documento es auténtico. La persona que acepta el testimonio del Mesías reconoce que Dios es fiel a la verdad, en este caso, fiel a sus profecías sobre el Mesías. Comparar con Ro 3:4.

que demuestre tener fe en él. Lit. “que crea en él”. El verbo griego pistéuō (relacionado con el sustantivo pístis, que normalmente se traduce como “fe”) tiene el significado básico de ‘creer’ o ‘tener fe’, pero puede transmitir otros matices dependiendo del contexto y las construcciones gramaticales. Con frecuencia implica más que solo creer o reconocer que alguien existe (Snt 2:19). También indica que es una fe o confianza que motiva a obedecer. En Jn 3:16, el verbo griego pistéuō aparece acompañado de la preposición eis (“en”). Un experto dijo acerca de esta combinación griega: “Se piensa en la fe como actividad, como algo que los hombres hacen; por ejemplo, poner la fe en alguien” (An Introductory Grammar of New Testament Greek [Gramática del griego del Nuevo Testamento], Paul L. Kaufman, 1982, pág. 46). Obviamente Jesús está hablando de una vida caracterizada por la fe, y no de un solo acto de fe. En Jn 3:36, aparece una expresión parecida, “el que demuestra fe en el Hijo”, y se contrasta con “el que desobedece al Hijo”. Por tanto, en ese contexto, demostrar fe incluye la idea de que alguien demuestre su fe y sus fuertes convicciones obedeciendo.

demuestra fe [...] desobedece. Ver la nota de estudio de Jn 3:16.

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Sellar un documento
Sellar un documento

En la antigüedad se usaban sellos por varias razones. Por ejemplo, se utilizaban para indicar autenticidad o acuerdo (ver glosario, sello). En el mundo grecorromano se registraban las transacciones legales o comerciales en tabletas de madera recubiertas de cera. La importante información de estos documentos debía ser autenticada por testigos. Cada testigo tenía su propio sello, que era una marca distintiva a menudo grabada en un anillo. El documento se ataba con una cuerda, se derretía un poco de cera encima y se presionaba el sello en la cera caliente. Cuando la cera se enfriaba, el documento quedaba sellado y se conservaba así hasta que se abriera en público. De este modo, los testigos certificaban que el contenido era auténtico y se impedía que alguien lo alterara. Por esta razón, las expresiones sellar o poner un sello llegaron a usarse con el sentido de certificar, confirmar o autenticar la veracidad de algo. El apóstol Juan escribió que la persona que acepta el testimonio de Jesús está poniendo un sello, por decirlo así, para confirmar que Dios es fiel a la verdad. Ver la nota de estudio de Jn 3:33.